Uno de los propósitos para este 2020 es la creación de blogs quincenales en la web. Complejo ¿verdad? Considero que quien no arriesga no gana y de ahí me he propuesto empezar muy duro y subir este mes de febrero 2 blogs!! (aunque estemos a día 18)
¿Empezamos?
A veces, hay cosas que no haces por miedo, por cansancio, por temor… Y cuando viene alguien y te impulsa a hacerlo, empiezas y ves que te gusta como el primer día y que sigues disfrutando de manera diferente a lo que haces todos los días, piensas… ¿Y por qué no hacerlo? Esta fue mi paradoja con el mundo de las bodas.
Como os decía, a veces hay cosas que dan miedo y siempre tenemos a alguien que nos de ese empujoncito para seguir y para avanzar, en mi caso fueron diferentes personas y los primeros novios en confiar en mi en el pasado 2019 han sido Bea y Suso.
Bea y Suso tenían claro que querían una boda sencilla, con pocos invitados, íntima y poco ostentosa. La verdad es que cuando me plantearon su idea de boda me vi super identificada con ellos y no pude más que plasmar todos y cada uno de sus recuerdos con el mayor cariño del mundo!
Uno de los detalles que más me han gustado de esta boda ha sido el gran homenaje que Bea hizo a su madre llevando su precioso vestido de boda. ¿No os parece entrañable y super especial?
Entre los proveedores que han formado parte de esta historia están Marta como estilista de Peluquería Teresa (Meaño) y Merypuch con sus tocados (Pontevedra) una de las mayores culpables de que Nuriatanes volviese a las bodas y lo cogiese con tanto amor y con tanto gusto!
Respecto a la postboda, nuestros chicos son de verde y eligieron un espacio con agua y verde ¡super entrañable!
Pese a haber sido una boda pequeñita, entre familia y civil, para mi, ha sido una gran boda que me abrió las alas a crear desde mi estudio algo muy grande: los grandes recuerdos de Bea y Suso.
